El Oceanogràfic organiza talleres científicos inclusivos en la Noche Europea de la Investigación
26 de septiembre de 2025

La iniciativa “Mares de ciencia en tus manos” buscaba acercar la ciencia a los grupos más vulnerables a través de proyectos con belugas, tortugas y tiburones de la Fundación Oceanogràfic
Cada año, el último viernes de septiembre, las ciudades europeas celebran de manera simultánea la Noche Europea de la Investigación, un encuentro impulsado por la Comisión Europea que busca tender puentes entre la ciencia y la sociedad.
La jornada convierte plazas, museos, centros educativos y espacios culturales en escenarios donde los investigadores comparten con el público sus proyectos y descubrimientos.
En España, son decenas las instituciones que se suman a esta iniciativa. En el caso de Valencia, la Fundación Oceanogràfic decidió dar un paso más este 2025 con una propuesta que unió la divulgación científica y la inclusión social bajo el lema “Mares de ciencia en tus manos”.
En este sentido, el Oceanogràfic quiso acercar los avances científicos en materia marina a la sociedad y abrió sus puertas de manera especial a colectivos vulnerables, desde asociaciones de personas con discapacidad intelectual hasta entidades en riesgo de exclusión social.
Una travesía entre tortugas, belugas y tiburones
El recorrido del pasado viernes comenzó en el Auditorio Mar Rojo, donde los participantes pudieron asistir a la proyección en 4D que introdujo los retos de la conservación marina.
Desde allí, divididos en grupos y acompañados por educadores, investigadores y voluntarios, emprendieron una ruta por distintos espacios del Oceanogràfic.
En el exterior del ARCA del Mar, el Área de Recuperación y Conservación de Animales, tuvo lugar el taller “Veterinario por un día”. Allí, los asistentes pudieron ponerse en la piel de un equipo de rescate al simular la atención a tortugas marinas varadas.
Con radiografías reales en sus manos, observaron los efectos de amenazas como los plásticos o los anzuelos y conocieron de cerca proyectos como el Head Starting, que ayuda a la supervivencia de neonatos de tortuga careta.
Miembros de la asociación ASPRONA condujeron esta actividad y, tras un proceso de formación previa, ejercieron como divulgadores por primera vez.
La experiencia les permitió ofrecer a los visitantes la oportunidad de aprender desde otra perspectiva.
La siguiente parada llevó a los grupos al Ártico, frente al hábitat de las belugas, donde se desarrolló el taller “Detectives del comportamiento”. Allí, de la mano de la investigadora Maëlina Gómez de la Fundación Oceanogràfic, los participantes aprendieron a diferenciar especies de cetáceos y comprendieron la importancia de la ecolocalización en su supervivencia.
Con cronómetros y cuadernos, registraron las pautas de conducta de las belugas como si fueran auténticos científicos de campo. El ejercicio permitió, además, reflexionar sobre el impacto del ruido submarino en la vida de los mamíferos marinos.
El itinerario terminó de nuevo en el Mar Rojo con la actividad “¿Quién come a quién?”, una propuesta participativa que introdujo a los asistentes en la red trófica marina.
A través de prácticas, comprendieron el papel de los tiburones, las rayas y las mantas en el equilibrio de los ecosistemas marinos. También experimentaron cómo funciona la electrorrecepción -el “sexto sentido” de los tiburones- y comprobaron de qué manera la contaminación marina puede interferir en este proceso vital para la supervivencia.
Un modelo de inclusión científica
La jornada sirvió para acercar la ciencia a colectivos habitualmente alejados de ella, y lo hizo a través de un modelo participativo e inclusivo.
La colaboración con ASPRONA, que permitió a personas con discapacidad intelectual asumir el rol de divulgadores, supuso un paso más en el proyecto Mares con Propósito, desarrollado por la Fundación Oceanogràfic.
Impacto educativo y ambiental
Unas 75 personas participaron en esta edición de “Mares de ciencia en tus manos”. Para muchas, fue la primera ocasión en la que se acercaban al mundo de la investigación científica de una manera directa y práctica.
La experiencia tuvo un efecto en términos de disfrute y motivación, y también busca fomentar la curiosidad, despertar vocaciones científicas y reforzar la conciencia ambiental.