Dos tortugas nacidas en Eivissa se reencuentran en el Oceanogràfic tras surcar durante meses el Mediterráneo
4 de mayo de 2021
Marina fue rescatada por una embarcación de pesca de València, Xeresa apareció varada en Dénia y ahora se recuperan en el ARCA del Mar del Oceanogràfic.
La odisea de los jóvenes quelonios aporta información relevante a los científicos gracias a los emisores satelitales que portaban y los datos obtenidos tras su ingreso en el centro.
Dos tortugas hermanas, que nacieron del primer nido de tortuga marina encontrado en Ibiza en 2019 y fueron introducidas en el mar el pasado mes de octubre de 2020, se han reencontrado en el Oceanogràfic, después de recorrer cientos de kilómetros durante aproximadamente siete meses por el Mediterráneo.
Se trata de un hecho extraordinario del que se puede tener constancia gracias a que las dos tortugas bobas (Caretta caretta) formaron parte de una herramienta de conservación para aumentar la supervivencia tras el nacimiento, conocida como “head-starting”, y llevaban incorporado un chip de identificación, similar al utilizado en mascotas, y un emisor satelital instalado por los técnicos de la Conselleria de Medi Ambient i Territori del Govern de les Illes Balears y la Universitat Politècnica de València.
En el primer caso, Marina fue recuperada accidentalmente por el pesquero de trasmallo de València, Esmeralda II, del patrón Juan Bautista, quien activó el protocolo de rescate de la Red de Varamientos, compuesta por la Conselleria D’agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic I Desenvolupament Rural, Universitat de València y Fundación Oceanogràfic. El joven quelonio presentaba neumonía por aspiración y ahora se encuentra recuperándose en Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar (ARCA del Mar) de la Fundación Oceanogràfic.
Xeresa apareció varada el pasado dos de abril en las costas de Dénia y fue rescatada gracias al aviso de la Policía Local. Ahora se encuentra recuperándose también, al igual que su hermana, en el ARCA del Mar a la espera de ser devuelta al mar.
En realidad, Xeresa ha vuelto a su hogar, dado que fue precisamente en el ARCA del Mar donde pasó su primer año de vida siguiendo el programa “head starting” de crecimiento y engorde para afrontar con más garantías de supervivencia su ingreso en el mar.
Su hermana, Marina, que ahora pesa al igual que su hermana 1´8 kilos, también siguió ese programa en Baleares, a cargo del Servei de Protecció d’Espècies – COFIB, pero en las instalaciones del Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuáticas (Limia) de la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Marina y Xeresa iniciaron su aventura en el mar en octubre del año pasado y cada una ha realizado una singladura distinta y alejada, pero la fortuna ha querido volverlas a reunir en el ARCA del Mar y pronto saldrán de nuevo al mar desde un punto de la Comunitat Valenciana.
Relevancia científica
Al margen de la coincidencia anecdótica de que vuelvan a encontrarse estos dos quelonios hermanos en un mismo tanque después de surcar el Mediterráneo, la auténtica relevancia de su historia es la constatación de que el programa de “head starting” tiene el efecto deseado, no sólo evitando la gran depredación que padecen estas especies cuando entra al mar tras nacer y apenas superan los 15 gramos de peso, si no que estos ejemplares son capaces de valerse por si mismos y adaptarse a un ecosistema hostil como es el mar abierto. La exploración física, medidas biométricas y pruebas complementarias, permiten comparar con los datos obtenidos previos a su suelta y generar esperanza sobre la viabilidad de estos programas y su uso en conservación de estas especies.
Por lo que observamos en otros ejemplares en ingresan en el centro de recuperación, las condiciones para la supervivencia, especialmente en invierno, no son del todo favorables para grupos como los reptiles y en fases tempranas de desarrollo, en lo que la temperatura juega un papel muy importante en su biología.
Por ello, el hecho de que estas jóvenes tortugas hayan sido capaces no sólo de sobrevivir, si no de adaptarse lo suficiente como para crecer y ganar peso, ha sido recibido con gran esperanza por los equipos de conservación.